martes, 2 de diciembre de 2014

El vino caro me sabe mejor



Una de las actividades relacionadas con la gastronomía que mayor grado de impostura y esnobismo reclama, al nivel de un museo de arte abstracto  es la enología.
La impostura puede llegar a ser tan atornillada que, a través de una suerte de método Stanislavski, el impostor asume como real su propia actuación.

En un estudio realizado por la Universidad de Stanford y el Instituto Tecnológico de California con 20 voluntarios que debían catar vinos de diferentes precios (5, 10, 35, 45 y 90 dólares la botella), se calificaron como mejores los vinos caros respecto a los baratos, a pesar de que fueran el mismo vino (la única diferencia era la etiqueta con el precio). Además, en el experimento se analizó lo que pasaba realmente en el cerebro de los catadores a través de la resonancia magnética funcional, descubriéndose que realmente, ante el vino caro, se producía una tormenta de actividad en la corteza orbitofrontal medial, la zona donde se percibe el agrado, tal y como señala Jonah Leherer en su libro Cómo decidimos:

Lo más revelador del experimento llegó más tarde, cuando el experimento se repitió exactamente de la misma manera con miembros del club vinícola de la Universidad de Stanford. Los resultados fueron prácticamente los mismos.

La música también influye en cómo abordamos nuestras preferencias vinícolas, con independencia del precio, lo cual sugiere de nuevo que estas preferencias no son en realidad preferencias, sino reacciones contextuales a otros factores externos.


2 comentarios:

  1. Como diría Veblen, nos gusta el vino caro porque en el acto de dilapidar treinta euros en una botella lo que se encierra es la mímesis de la clase ociosa. No se trata sólo de una sugestión del sentido del gusto, sino de la conciencia de clase.
    Y dicho esto, a mí también me pasa. Me gusta mucho el vino, pero si me dices que la botella vale treinta euros, como que me gusta más. O por lo menos me fijo más en el sabor.

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  2. Está claro, pero para evitar frustraciones con el vino, los gin tonic, o cualquier otra bebida o comida hay que reconocer que el entorno es lo primordial. A mi me encanta tomarme un vino barato en buena compañia, con una buena conversación, buena música etc.

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