Responder a la pregunta que sirve de título a este artículo
es mucho más complejo de lo que parece. De hecho, entiendo que es una pregunta
con varias respuestas:
1ª Respuesta: la definición.
Según los libros de economía, esta se define como “La
actividad que se dirige a la satisfacción de las necesidades humanas empleando
medios escasos con arreglo al principio de máximo aprovechamiento”.
Estas palabras nos dan los tres elementos que debemos tener
siempre en cuenta: por un lado, los recursos, que es aquello a lo que se aplica
la ciencia económica; luego tenemos las necesidades de la población, que es lo
que se intenta satisfacer; finalmente, tenemos la relación entre recursos y
necesidades que dan lugar a la economía: la escasez.
Esto último es algo que no debemos perder de vista jamás:
para que surja la economía, los recursos deben ser insuficientes para
satisfacer las necesidades. La razón es que, si hay recursos en abundancia, no
hace falta economizarlos. Es más: un recurso abundante no puede ser un bien
económico.
El ejemplo más claro en este sentido es el aire respirable.
Lo necesitamos para vivir, y además de forma inmediata y permanente. El ser
humano puede sobrevivir durante semanas sin comer, y durante algunos días sin
agua, pero solo resistimos unos pocos minutos sin respirar.
Y, sin embargo, no existe ninguna tienda que venda aire...
El motivo es que el oxigeno es abundante, y está disponible
para todos. Dicho en términos de mercado, tiene una oferta tan abundante que
cubre las necesidades de todos, por lo que no puede haber un mercado del aire.
No necesita ser gestionado económicamente.
En consecuencia, ya tenemos una primera respuesta la
pregunta. ¿Qué es la economía? Es el resultado de la escasez.
2ª Respuesta: la fuerza que da forma a la sociedad humana.
Cuando se menciona la palabra “economía”, la imagen que nos
viene a la mente provienen de nuestra sociedad modera: personas comerciando,
dinero imprimiéndose, agentes de bolsa gritando como posesos...
No es algo que relacionemos, por ejemplo, con los nativos
americanos, por que la imagen que se nos ha vendido de ellos es la de un
colectivo sabio y apacible que vivían en comunión con la naturaleza.
En realidad, los nativos americanos, como cualquier sociedad
humana, estaban maniatados por la economía, y de, hecho, fueron varias las
civilizaciones precolombinas que desaparecieron debido a un colapso económico.
En este sentido, el mejor ejemplo son los pueblos que habitaron las zonas
centrales de los actuales EEUU durante milenios. Esta civilización tuvo un auge
increíble, formando grandes centros urbanos densamente poblados, hasta que
agotaron los recursos naturales; deforestaron a conciencia los territorios de
Nuevo México, Colorado, Utah y Arizona -que actualmente siguen siendo
semidesérticos-, cayeron en la guerra y el canibalismo debido a la escasez, y
finalmente desaparecieron sin dejar más rastro que las ruinas de sus ciudades.
Cuando hace mil años los indios navajos hallaron esas
ruinas, como no sabían qué pueblo las había levantado, se refirieron a ellos
simplemente como “anasazi” (“Los Antiguos”), que es el nombre con el que se les
conoce actualmente.
Incluso vistas hoy, las ruinas anasazi no se parecen a nada
que asociemos a los “nativos americanos”.
Por lo tanto, la economía ha dado forma a las sociedades
humanas desde siempre: sobreviven explotando los recursos disponibles,
progresan cuando tienen mucho éxito en dicho empeño, luchan entre ellas cuando
comienzan a escasear, y colapsan cuando ya no hay suficientes.
Todo auge, toda crisis, y toda guerra se producen por
razones económicas, aunque se intenten enmascarar tras otros motivos.
Por lo tanto, ya tenemos una segunda respuesta: ¿Que es la
economía? Es la fuerza que moldea la historia.
Y llegados a este punto, podría dar fin al artículo y
parecería que ya está todo dicho sobre la importancia de la economía. Pero
sería una impresión falsa. Porque no es solo la humanidad...
3ª La lucha por la vida.
Al igual que idealizamos a los nativos americanos, nuestra
imagen del ciclo natural es una especie de circulo cerrado, completo en sí
mismo, y perfectamente equilibrado.
Aquellos que pertenezcáis a mi generación recordaréis sin
duda la película de El Rey León, obra de Disney es un hermoso resumen de la
actual ideología ecologista. En el film existe un primer momento en el que todo
funciona con armonía, y ese orden está personificado y defendido primero por el
león Mufasa, y después por su hijo, Simba. Es el Ciclo de la Vida. Ciclo que
rompen el león Scar y las hienas, que forman una alianza contra natura que les
permite explotar los recursos a su alcanza de una forma “industrial”, hasta
agotarlos y arrastrar a su mundo al hambre crónica y la decadencia, hasta que
reaparece Simba para derrotar a Scar y devolver la sabana africana a su orden
natural.
No obstante, una vez nos detenemos a analizar el
funcionamiento del medio natural, nos encontramos con algo muy distinto al
amable equilibrio del Ciclo de la Vida. De hecho, nos encontramos con
poblaciones de animales que se multiplican por encima de los recursos
disponibles, exactamente igual que lo hacen las sociedades humanas, y que, en
consecuencia, se ven arrastrados a una lucha por esos recursos.
Así, el lobo de un bosque no vive en armonía con el resto de
animales, a los que dará muerte para alimentarse de ellos. Ni siquiera vive en
armonía con el resto de su raza, pues los lobos se
multiplican siempre por encima del número de presas
disponibles, por lo que deben de luchar a muerte entre ellos por los
territorios de caza existentes.
Solo los lobos más fuertes sobrevivirán y lograran
aparearse, con lo que serán esos genes los que pasen a la siguientes
generaciones.
Este mismo principio se aplica a todos los seres vivos.
Incluso las plantas están inmersas en una doble lucha: en primer lugar, los
árboles de la selva crecen lo máximo posible para que sus hojas alcancen la luz
solar, que es la energía que necesitan para convertir las sales y minerales de
la tierra en alimento. Si un árbol se ve superado por la copa de los demás
árboles, quedará bajo la sombra de estos y morirá.
Pero hay aún otra guerra, una subterránea, que es la que
libran por conseguir los nutrientes de la tierra, imprescindibles precisamente
para poder crecer y competir por la luz solar. Para hacerse con ellos extienden
una red tortuosa de raíces, que compiten con las raíces del resto de árboles en
su búsqueda por los recursos minerales.
En resumen, la vida siempre se multiplica hasta superar los
recursos disponibles, momento en el que hace su aparición la escasez, y, con
ella, la economía.
Por lo tanto, ¿qué es la economía? Una manifestación de la
lucha por la vida.
4ª El juego de las sillas. Suma cero y crecimiento cero.
Erase una vez un profesor de parvulario que enseñó un día a
sus alumnos un juego llamado “las sillas musicales”. El juego consistía en
poner diez sillas en circulo, mientras doce de los niños corrían alrededor al
ritmo de una cita de música. Llegado un momento, el profesor detenía la música,
y todos los niños debían sentarse en un silla. Pero debían darse prisa, pues no
había sillas para todos.
Tras un rato jugando, el profesor se dio cuenta de que los
dos niños más lentos siempre eran los mismos, y que estaban al borde de las
lágrimas. Apenado, llamó a la clase de al lado, y pidió que le trajesen dos
sillas más. Y el profesor de la clase contigua le envío las dos sillas, que
eran llevadas, cada una, por dos alumnos.
“¿A qué están jugando?”, preguntaron los niños de la otra
clase al llegar con las sillas.
“A las sillas musicales” respondió al profesor.
“¡Que guay! ¿podemos jugar? ¿podemos?” suplicaron los recién
llegados. El profesor, vencido de nuevo por sus sentimientos, les permitió
unirse al juego, y se encontró con que ahora tenía doce sillas, pero había
dieciséis jugadores, por lo que había cuatro alumnos que siempre perdían. Así
que pidió cuatro sillas más, que fueron traídas por otros ocho alumnos, que a
su vez quisieron quedarse a jugar...
Hay dos conceptos que se confunden a menudo: los factores de
crecimiento cero, y los juego de suma cero.
Los factores de crecimiento cero son aquellos elementos cuyo
cantidad viene dada desde el principio, y no pueden aumentar. Por ejemplo, la
edad de una persona es un factor de crecimiento cero, pues no puedes
“regenerar” la edad que has superado. Una vez dejas atrás tu infancia, es
imposible dar marcha atrás al reloj para recuperarla.
El juego de suma cero, por su parte, es aquel que está
compuestos de dos o más factores, uno de los cuales son los jugadores, que
compiten por un segundo factor, que puede ser cualquier cosa (sillas, dinero,
alimento...). La clave del juego de suma cero es que aquello por lo que
compiten los jugadores es insuficiente para satisfacerlos a todos, por lo que
el éxito de unos provocará el fracaso de otros. En consecuencia, es indiferente
que el número de jugadores y el de recursos varíe. Lo que importa, para que
continué siendo un juego de suma cero, es que los jugadores superen en número
los recursos disponibles por los que compiten.
En el cuento del principio, el profesor intentaba romper el
efecto “suma cero” aumentado el número de sillas, pero sus esfuerzos se veían
frustrados por el paralelo aumento del número de jugadores.
Sirva todo esto para ilustrar la siguiente afirmación: la
economía es un juego de suma cero.
Hay muchas personas que se oponen a esta idea; afirman que
es imposible que la economía sea un juego de suma cero, pues, a lo largo de la
historia, los recursos de los que dispone la humanidad han aumentado constante.
Pero los que así piensan están confundiendo el concepto de “juego de suma cero”
con el de “factor de crecimiento cero”. Dicho de otra manera, ignoran que la
economía se compone de dos elementos: los recursos, cuyo número es lo único que
tienen en cuenta, y las necesidades humanas, que es el factor que ellos están
ignorando.
Da igual que la tecnología aumente el número de recursos
disponibles; si, paralelamente a ese progreso material, se produce un aumento
de la población que mantiene las necesidades humanas por encima de los recursos
disponibles, la economía continúa siendo un juego de suma cero.
Además, lo que hace que un juego sea “de suma cero” es la
escasez. Si hay escasez, hay juego de suma cero. Pero, como ya vimos en nuestra
primera respuesta a la pregunta, la economía solo puede existir cuando hay
escasez. Lo cual nos lleva a la última respuesta:
¿Qué es la economía?
Es un juego de suma cero.
Fuente: legitimistadigital.com
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